«Luces, cámara, acción!» El chico dorado de red bull era astuto, perspicaz, frío, calculador y decidido. Él sabía lo que le convenía. Tenia el mundo en la palma de sus manos y no planeaba soltarlo. Con lo que no contaba el joven promesa, era que, detrás de las cámaras y luces que lo enfocan: estaba ella. Lo que comenzó como un documental se convirtió en algo más. Max dejó su marca en la piel de Amaya, grabando su nombre de manera permanente. Ambos se encontraron atrapados en un torbellino de deseo y control, donde la línea entre el amor y la obsesión se volvió borrosa. Cuando el odio, el deseo y la atracción se juntan ya no hay marcha atrás.
4 parts