Hyunjin adora dibujar a Felix. Captar en papel su mirada inocente o la textura de su pelo cuando lo encuentra distraído. Suele dedicar gran cantidad de su tiempo a perfeccionar bocetos elaborados de su rostro, prestando especial atención a las específicas constelaciones que forman sus pecas o lo perfectos que lucen sus dientes cuando sonríe. Sin embargo, hasta ahí llega el encanto. Hyunjin se considera muy afortunado de ser capaz de separar la versión de Felix que utiliza como inspiración para su arte, del resto de su personalidad, la cual le resulta insoportable. Pero cuando una coincidencia lleva a otra y se presenta ante ellos una oportunidad para conocerse mejor, ambos descubren que su impresión del otro estaba lejos de ser precisa.