"-A mi abuela va a gustarle la historia de como un vagabundo me sacó a pasear -dijo un tambaleante y borracho Minho. -¡Qué no soy un vagabundo! -exclamó Jisung frustrado, era la quinta vez en la noche en la que lo repetía -Y no te saqué a pasear, te saqué de que te hicieran palomita, estoy seguro que a tu abuela no le gustará saber que su nieto estaba entre basureros y botellas de alcohol -miró molesto al chico, que apenas podía arrastrarse por el estado en el que estaba. -Tú no le vas a decir ¿verdad? -sonrió el borracho. -Ni siquiera te vas a acordar de mí mañana." Jisung pasaría la noche en la calle, otra vez. Minho saldría con sus amigos para quitarse el estrés que le estaba generando su bendita carrera universitaria. Un vagabundo (o bueno, eso dice Minho) y un chico ebrio a plena madrugada de un sábado en las zonas más peligrosas de la ciudad de Seúl. ¿Qué tan complicado podría ser mantener a Minho a salvo y llevarlo casa?