❛꒰🍰꒱❜ En un rincón de la ciudad, se alzaba una pastelería como ninguna otra. Dulce y clásica, irradiaba un encanto atemporal que atraía a los amantes de los sabores exquisitos y las delicias de antaño. Era un lugar donde el tiempo parecía detenerse, y cada bocado era una experiencia única. En el corazón de aquel dulce refugio, se encontraba Mike, el jefe de la pastelería. Con su porte distinguido y su pasión por la repostería, era el alma de aquel lugar. Su destreza y conocimiento en el arte de crear pasteles eran incomparables, y su amor por su oficio se reflejaba en cada creación que salía de su cocina. Pero detrás de cada gran maestro, siempre hay un fiel colaborador. En este caso, Khatte era el nombre que resonaba entre los pasillos de la pastelería. Con sus manos hábiles y su corazón lleno de cariño, era el mejor empleado de Mike. Con una sonrisa siempre en los labios, Khatte se dedicaba a dar vida a los pasteles más exquisitos, añadiendo un toque de magia a cada uno de ellos. Sin embargo, había algo más en la relación de Khatte con sus clientes. Cuando el negocio se veía amenazado por problemas inesperados, Khatte se convertía en una ayuda secreta e íntima para los demás , haciendo favores intimos e inesperado para si mismo. Entre harinas y azúcares, se desataban secretas y ocultas anécdotas e historias, compartiendo momentos que solo algunos sabían. Así, en aquel agradable trabajo, Mike y Khatte encontraban la satisfacción de hacer felices a los demás a través de sus creaciones. Con cada pastel que salía de sus manos, dejaban una huella imborrable en el paladar y en el corazón de quienes los probaban. Era un legado dulce y eterno que trascendía el tiempo y perduraría en la memoria de aquellos que tuvieron la suerte de visitar esa pastelería única.