Yuji y Megumi tenían un par de años viviendo juntos en un bonito departamento en el centro de la ciudad. Eran una pareja joven, prometedora y exitosa que se amaba muchísimo y por sobre todas las cosas. Yuji era el sol en la vida de Megumi, y este era la tranquilidad que el otro necesitaba, eran como el yin y el yang, perfectamente complementados. Solo había un pequeño detalle: Yuji se encontraba muy mal de salud, estaba poseído por un ente maligno que se quería adueñar del cuerpo del chico... y también de su novio.