Maia experimentaba una tranquilidad desconocida, una paz que no había sentido en mucho tiempo. Junto a los demás, se había refugiado en una isla, lejos del virus, del desierto, de la ciudad en ruinas, y de lo que alguna vez fue C.R.U.E.L. Sin embargo, lo que nadie esperaba era que esa paz se desvaneciera entre sus dedos como finos granos de arena. Ava había muerto, pero C.R.U.E.L. renacía de las cenizas, decidido a terminar lo que había comenzado.