Esto empieza como un simple borrador que me gusta el rumbo que está tomando y probablemente siga la historia en un futuro cercano. Uno de los errores más grandes que solía cometer era cohibirme y forzar una historia a un punto fijo. Ahora entiendo que tengo que dejarme fluir, esto no es mi jodido trabajo, es un simple hobby que agarro un viernes a las 3 de la mañana. Y aunque la personalidad y aficiones de los personajes que escribo los invento yo, los siento ajenos, como si no me pertenecieran, lo que me hace absuelto de todo orgullo, pues lo hago por pura obediencia a mis instintos. Escribir es resistir, como dijo Mario Mendoza.
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