No era uno de esos tíos que piensa en satanás y que si crees en dios también tienes que creer en satán. Pero siempre había querido algo más de emoción en mi vida, cada día me parecía igual, donde yo vivia nunca pasaba nada. Entoncés apareció un juego en el que tenían que apuntarse por grupos, algo que me intrigaba es, que nunca nadie dijo nada sobre de que se trataba ese juego al que llamaban "Juego De Mortales". Unos amigos y yo decidimos apuntarnos por hacer algo diferente, pero como siempre dicen: "La curiosidad mató al gato".