Para Luna

Annalynne Dove era la luz de la aldea, el ojito derecho de sus padres, la dulce Galatea codiciada por todos los pastores solteros. Vivía su vida sencilla en una casita pintoresca, con lustrosas matas de hiedra trepando por las paredes encaladas, contraventanas azules cargadas de geranios y un tejado naranja desgastado por el sol. Hasta que llegó Luna. Su hermana secreta.

Annalynne Dove había sido rechazada por su madre, adoptada por humanos, ignorada por su verdadero padre, todavía desconocido. Cogió la mano de Luna y dejó todo atrás para sumergirse en un viaje de autodescubrimiento. Esta no es la historia de ese viaje.

Es la historia de un final, de una vuelta a casa. De un mapa misterioso, de un padre y de una madre. Es la historia de Annalynne y Luna, y de cómo descubrieron el misterio que les habían ocultado los dioses.