-¿Qué le has puesto? -Mira la taza con sospecha -Sabe diferente- -Nada bocchan solo lo de siempre- sonríe -¿Necesita alguna otra cosa? -No, solo quiero que te largues de mi habitación- Le entrega la taza ya vacía. Sin decir nada, se inclina nuevamente llevándose la bandeja para salir del cuarto. Lo que Ciel no percató, fué la sonrisa perversa que su mayordomo tenía al irse. One-Shot