Escape directo:
Solo quiero hacerme bolita en el rincón más oscuro del mundo, abrazarme a mí misma hasta que no quede un espacio libre, hasta exterminar ese sentimiento de soledad, y llorar.
Tengo la inexplicable necesidad de llorar, el recuerdo latente de mis pesares desapareciendo junto con las gotas inacabables que pedían a gritos ser liberadas.
Necesito gritar, ansío ese momento en el que pueda liberarme completamente, esos diez minutos en los cuales puedo desahogarme y después de eso volver a ponerme mí máscara, porque ni yo puedo vivir sin ella, sin el recuerdo de que somos más débiles con cada respiración que damos, y que cada lagrima que cae hasta tu barbilla te rompe y reconstruye una y otra vez.
03/09/18
Oriana Laudani