Golpeó suavemente la puerta y esperó. En sus manos yacía un pastel aún caliente y que estaba cortado en trozos, y, en los labios, bailaba una sonrisa casi tan cálida como un abrazo. Cuando vio la puerta abrirse, dijo:
───Hey~, vengo a darle la bienvenida. Mi nombre es Dolos y, si necesita cualquier cosa, puede contar conmigo. Vivo en el piso 6, departamento 2, por cierto ─Asintió un par de veces y, luego, con una mirada un poco avergonzada, miró el pastel─. Ah, sí, si le apetece puede agarrar uno o dos trozos de pastel. Es de chocolate. No se me da demasiado bien hornear, pero espero que haya salido lo suficientemente bien.