Descubrí que soy un libro abierto que a nadie le interesa leer.
Mi historia está más llena de tropiezos que de finales felices pero igual sigo siendo tan alegre y positiva como puedo.
Las letras se han encargado de hacerme ver que estoy llena de sentimientos y pensamientos, y cuando vomito todas estas cosas sobre el papel, me convierto en una persona totalmente distinta y me conozco más profundamente.

Siempre escribo para alguien.
Mi inspiración viene de las personas que me roban el aliento, que me hacen sentir viva de nuevo.
Esas son las mismas personas en las que pienso cuando canto, cuando toco y me inspiro.

El ukulele, la guitarra y mi voz se han vuelto grandes amigos de mí soledad. Las letras nos acompañan y yo sólo sé darles entrada.

No digo más, si me lees me entenderás