Lo que queda después del incendio:  

Llegaste con manos suaves y sonrisa de algodón,
prometiendo ser el refugio en mi tormenta.
Pero no me dijiste que tú eras el huracán,
que cada caricia era un paso más cerca del abismo.

Me llamaste Falena, polilla tonta,
y yo volé directo a tu llama
creyendo que el calor era amor,
que el dolor era pasión,
que las quemaduras eran promesas.

Coleccionaste mis lágrimas en frascos de vidrio,
etiquetaste cada una con fechas y motivos:
"Lloró porque me fui sin decir adiós",
"Lloró cuando le dije que no era suficiente",
"Lloró y aún así se quedó".

En tu diario secreto escribiste:
"Qué curioso que regrese siempre,
aunque cada vez quede menos de ella".
Yo lo leí y seguí amándote,
porque el amor es el único veneno
que se toma sabiendo que mata.

Ahora tu lado de la cama está frío
y los frascos de lágrimas se evaporaron.
Solo queda el eco de tu voz repitiendo:
"Nadie te hará daño como yo",
y lo más triste es que tenías razón.

Si alguna vez lees esto, fabricante de lágrimas,
recuerda esto:
Fuiste mi mejor dolor,
mi peor adicción,
y la única historia que no supe terminar.

El amor no se elige,
pero el dolor sí se aprende.
Y yo me gradué con honores
en tu universidad de cicatrices.
  • JoinedFebruary 27, 2025



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