CUANDO MUERE ALGUIEN QUE AMAS.
Se siente enloquecer.
Los amigos se vuelven extraños y los extraños, amigos.
Incluso, la familia parece distante.
Las creencias, todas tus ideas, todo tu mundo se replantea.
A veces, simplemente, decides alejarte.
Escoges a la soledad y a la tristeza como tus únicas compañeras.
Tus emociones son como una montaña rusa.
Puedes reír o llorar en cuestión de segundos cuando recuerdas que ya no está.
Con el tiempo aprendes a valorar cosas, y hasta a personas que no te importaban.
Puede que se aprenda a hacer cosas nuevas, puede que cambien tus prioridades, tus amigos.
TODO. CAMBIASTE TOTALMENTE.
Sientes que es una profunda transformación.
Ya no eres la misma.
NUNCA MÁS SERÁS LA MISMA.
Ningún consuelo es suficiente.
OLVIDAR, no es un camino. SUPERAR, no es un camino.
Nadie ha dicho que ha superado la muerte de un ser tan querido.
ACEPTAR,
¿lo que no tiene remedio?
No podría.
Vivió....vive y vivirá mientras haya en mí, aliento y respiro.
Se REPLANTEA EL RE-APRENDER a sonreír, re-aprender a vivir (nunca lo vuelves a lograr de la misma manera).
Re-aprendes a soñar, re-aprendes a creer.
Sobretodo, re-aprendes a conocerte.
Poco a poco, vas formando el rompecabezas.
Va tomando forma.
Pero ten presente, que cuando termines de armarlo, SIEMPRE SIEMPRE le faltará una pieza.
Que forma parte de ti, que tiene nombre y apellido.
Todo aquel que quiera realmente conocerme tendrá que aceptarme con esa pieza faltante.
Porque ahora, ESTA SOY.
ES MI RESPONSABILIDAD SER LO QUE SOY DESDE SU PARTIDA.
Creo lo que quiero creer, siento lo que quiero sentir, digo lo que quiero decir.
Pero, al que NO me COMPRENDA le deseo que JAMÁS PUEDA COMPRENDERME!!
Un día a la vez, junt@s en nuestro duelo te abrazo con el alma!