En la sombra de una casa sin luz,
una hija se siente perdida en su cruz.
Dos hermanos, fuertes y valientes,
un padrastro que la mira indiferente.
En su pecho, un dolor profundo,
cargando el peso de un amor difunto.
La madre, ausente en su mirada,
su desprecio, como una espada afilada.
Quisiera hablar, desahogar su pena,
pero el silencio pesa como cadena.
En cada esquina, un grito reprimido,
en cada noche, un sueño perdido.
La vida se siente como una tortura,
cargando el peso de una herida oscura.
Quisiera morir, pero no se atreve,
atrapada en la red que la envuelve.
Pero en su corazón, aún brilla una luz,
la esperanza de un mañana que seduzca.
Quizás un día encuentre el valor,
para romper las cadenas de su dolor.