A veces tengo miedo de mis pensamientos, los anhelo y también les temo porque sé que si tuviera la oportunidad lo intentaría aún si mi destino no fuera el mejor, lo intentaría para calmar la rabia y dolor que siento, la agonía del silencio es un veneno, mientras más guardado esté más venenoso se vuelve.
No quiero llegar a ese punto, pero sigo siendo arrastrada, tengo miedo, pero no puedo contarlo, quiero ayuda, pero no puedo ser ayudada ni por mí misma.
Llegue al extremo donde solo hay dos motivos para seguir, dolor y venganza, el único problema es que también son las razones que tengo para irme.