Próximamente en "Un bien vejestorio no pasa de moda"
—Caballeros, quiero que les quede muy claro. Quien no coopera... —chasqueó los dedos. —Se desintegra.
La silla detrás de ella se envolvió en su niebla dorada antes de convertirse en cenizas.
—Si algo le pasa a la familia de Heimter, ustedes dos van a pagar las consecuencias, ¿quedó claro?
***
—Mi nombre significa "plumas al viento". —Kevarat sonrió ampliamente.
—Es por lo energética que es —Pviret rio en murmullos.
—¡Mamá! —gritó ofendida.
—¿Y tu nombre tiene significado? —preguntó Pviret.
—Significa "luz divina". —Elena sonrió.
***
Su niebla dorada empezó a arrastrarse por el suelo hasta llegar devuelta a la cocina para poder escuchar la conversación de la pareja.
—Te estoy diciendo, Pviret, esa "humana" es peligrosa. Necesitamos llamar a los proctores de inmediato. —Heimter sonaba desesperado.
—No tiene hogar, no puede ser que seas tan insensible. ¡Tu no eres así!
—No creo que sea humana, Pviret. Esa... esa COSA no puede quedarse. —Insistió.
—¿Por qué? ¿Te preocupa lo que te haga?
—Me preocupa que quiera hacerles algo. Pviret por favor... —Heimter se puso de rodillas.
***
—Así que quieres jugar, ¿eh? Esta bien, puedo hacer tiempo que matar...
La niebla dorada de Elena cubrió la Toyota Pickup. El motor rugió con fuerza y la aguja del velocímetro se rompió. La camioneta aceleró más allá de sus límites. El metal crujía, piezas podían escucharse reventar y humo comenzaba a salir del motor. A ella, sin embargo, no le importaba. Ese modelo era famoso por ser indestructible, con o sin magia.
Próximos capítulos:
"El gobierno niega conocimiento".