Desde que la ví por primera vez sus hermosos ojos negros me cautivaron, no sabía cómo pero había sucedido. Cuando comencé a conocer más de ella mi corazón se había llenado de ternura, sabía que le gustaba la música además de dibujar y que le encantaba la pizza al igual que a mí.
Es una chica muy dulce y encantadora de rostro resplandeciente , capaz de animar todo a su alrededor, mi único deseo es cuidarla y resguardar esa hermosa ternura que posee. Yo era el causante de su bella sonrisa, la cual hacia que sus preciosos ojos negros como la noche sin estrellas, brillaran. Amaba apreciar ese hermoso brillo en sus perfectos ojos, solo esperaba ser digno de semejante privilegio, un privilegio que me permitía apreciar la belleza de la noche en soledad sin sus luceros, guiando mi camino por una oscuridad preciosa que me hacía querer caminar más y más, para encontrarme finalmente con su presencia la cual llenaba todo mi ser deleitándome en mi propia existencia.