Querida Carol:
Siempre termino escribiendo palabras que sólo tú leerás, aunque no las entiendas o no te importen, porque sólo te tengo a ti.
Hoy, como suele suceder, estoy gris; siento que cargo el peso del mundo y, aunque alguien ya me dijo que es bueno que no seamos el centro del universo porque sería catastrófico, me duele respirar. Me ahogo. Soy un naufragio.
El pensamiento aterrador y fugaz de no estar viviendo como debo vivir, sentir que estoy en un estado perpetuo de parálisis viendo cualquier meta o sueño lo suficientemente imposible para que en lugar de una motivación sea una herida, es demasiado doloroso. A veces, es como si estuviera cubierta de mi propia sangre, agonizante y me obligaran a bañarme en el mar para que la sal ingrese en mi carne viva.
Puedes leer esto pensando que exagero, me gustaría dejar de 《exagerar》, mas, no es algo que controle, no me puedo decir que no sentiré desde una fecha establecida; si así fuera, viviría mejor que tú, tendría todas esas cosas que no alcanzo por mi pequeña estatura espiritual, sólo tendría que alzar un poco los brazos para atraerlas hacia mí y podría permitirme soñar sin límites.
Es irónico, sin embargo, a veces hasta parezco estar maldita porque las cosas simples se complican de forma inesperada... sé que es descabellado, rechazo aceptar esta opción por ahora.
Ni sé qué tanto escribí arriba, no sé si expresé lo que quería o hablé de más. Sabes que contigo no tengo la necesidad de esconderme y me dejo llevar.
No es necesario reunirnos, usa el tiempo de sobra en alguien divertido y que sea lo suficientemente ocurrente para que nos haga reír, sé que ambas compartimos el mismo humor y que despreciamos fingir sonrisas. Sólo que tú encuentras círculos sociales donde encajas...
Ya hablé de sobra, mejor me despido.
Tuya,
Olivia.