Hoy se casa quien fué mi primer amor, aquel que amamos tan intensamente que podríamos hacer cualquier cosa por esa persona, y que cuando se termina, parece que se llevará una parte de nuestro corazón, de nuestra alma. Aquel con quien soñe mil veces me esperara en el altar, pero que hoy no soy yo la que va de blanco y lo ve al final del pasillo con una sonrisa. Y aunque lo nuestro acabó hace muchos años y cada uno encontró a su compañero de vida, lo sigo recordando con mucho amor, y es alguien que no se borrara de mi mente, porque marcó mi vida de una manera muy especial, porque lo amé como nunca creí amar, que también me lastimó mucho cuando se fué, porque jamás alguien podrá romperme el corazón como él lo hizo, porque cuando crecemos, aprendemos a sobrellevar mejor las pérdidas y nos damos cuenta que la vida sigue. Pero cuando nuestro primer amor nos rompe el corazón, creemos que todo acaba, que no podremos seguir, que jamás nos recuperaremos y en cierto modo es así, porque jamás volveremos a vivir algo tán intenso como eso.
Me alegro por él, porque finalmente haya encontrado a alguien a quien amar y con quién compartir su vida, porque a pesar de todo le tengo mucho aprecio y espero sea muy feliz, pero es imposible decir que la adolescente que algún día fuí, no está llorando por no ser a ella a quien le jure amor eterno.
Perdón por escribir ésto cuando no actualizo hace mucho tiempo, pero realmente necesitaba desahogarme y no se me ocurrió un lugar mejor que éste.