Completamente fría, mi alma suspira,
debajo de una luna que nunca responde,
me consumo en la duda que a mi pecho mira,
y en cada sombra, tu silencio se esconde.
¿Aún sueñas conmigo en la noche vacía,
o he sido solo un eco en tu mente distante?
¿Me extrañas, amor, o tu alma desvía
su fuego de mí, dejando este tormento constante?
La rutina se cierne, como neblina en el alma,
y cada suspiro es un lazo que aprieta.
¿Aún me esperas en esa calma,
o es el tiempo el que poco a poco me veta?
¿Me respetas, amor, como un juramento roto,
o he caído al rincón de lo efímero y gris?
Yo, que me desvanezco, entre dudas floto,
esperando un gesto, antes de partir.
Harás algo, ¿verdad? O el vacío se cierne,
y este amor que fue fuego, lentamente muere.
Pero el miedo me envuelve, como un velo que duerme,
y en la penumbra, mi corazón te prefiere.