BettyWeasley_123

Se cumplió lo que más temía 

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Me gustas y no puedo expresártelo bien. Me pone muy nerviosa tu tacto, siento que tus dedos queman los míos en una llama abrasadora que logra ponerme la piel china. Tus ojos se vuelven más bellos cada vez que los vuelvo a ver y tu voz, tan melódica y suave, se convierte en un canto que me atrae cada vez más a ti. Tu existencia misma me hace aterrarme al darme cuenta que vulneras mi fachada de alguien fuerte, volviéndome un cúmulo de sentimientos que no logro desenredar. Me da miedo verme débil ante ti, que te des cuenta que mis acciones significan más que amabilidad. Me aterra que te alejes de mi y que tus ojos se vuelvan un recuerdo difuso en mi memoria, que tu perfil se vuelva el de un desconocido y esa voz que tienes no vuelva a pronunciar mi nombre, que esa mano tan fría que busca mis dedos, se vuelva un fantasma en mi piel. 
          Te miras tan cerca de mí, que busco deliberadamente alejarme, como si tu persona consumiera la mía y me hicieras desnudarme de la forma más humillante posible. Porque no puedo ocultar entre joyas brillantes y maquillaje exagerado lo mucho que me gustas y me haces sentir, que si me pidieras ver, te daría mis ojos y si quisieras sentir, te daría mi corazón. 
          

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Quisiera enamorarme otra vez, pero más que eso, quisiera volver a tener un motivo por el cual levantarme pensando que todo es bello, un incentivo para hacer manualidades, un chat al cual llegar y contarle todo, que su notificación me haga emocionarme, alguien que con su poco o nulo tacto me haga sentir deseada y querida de formas en las que nadie normalmente podría hacerlo. 

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Mi perrita apenas va a cumplir dos semanas conmigo y en ese tiempo me ha enseñado el significado de amor incondicional. Ella nunca va a hacerme la ley de hielo, ni me va a ignorar sin razón, no va a querer hacerme sentir mal con comentarios venenosos. Al contrario, trata de demostrarme su amor como su naturaleza canina se lo permite y después de tantos años sola, puedo decir que ya no es así, porque a donde quiera que voy, hay cuatro patitas que siempre me siguen y hay alguien en casa que me espera con gusto