«El cielo parece un postre.»
Eso fue lo primero que pensó Maritza cuando lo conoció, aquel extraño que había pasado tanto tiempo oculto a su lado, de forma remota controlando sus hilos para evitar que se lastimara, sin éxito.
—¿Cuántas veces debo decirte que ella esperará el tiempo que sea necesario para volver a verte, cualquiera sea el precio?—le dijo él, una tarde en la que el cielo cambiaba a uno de esos paisajes de tonos peculiares, consecuencia de su dominio en ciertas cosas.
—Tú sabes todo sobre mí. Pero yo no sé casi nada sobre tí...—Maritza desvió la conversación, tomándole las manos, viendo esos ojos que la hacían suspirar, sintiendo anhelo por algo, sin saber qué.—Me importa un demonio lo que seas o lo que representes, necesito saber quién eres, y por qué te me haces tan familiar.
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Idea de escritura salida de mente ayer, mientras estaba barriendo.
... Mi imaginación no quiere ni actualizar “El Hilo Rojo”, pues el capítulo que viene aún está incompleto, y como no encuentro nada para poder terminarlo (me falta medio capítulo, aproximadamente), subiré algo con una idea original y un tanto personal, quizás.