Una semana.
Una semana había pasado y
cada día era más tortuoso que
el anterior.
Caminaba por aquellos pasillos
del hospital, juraba que el olor
tan esterilizado del lugar le quemaba
las fosas nasales, y, joder que era
asqueroso.
Suspiró una vez que estuvo frente
a la blanca puerta con el número
“24” en negro y sin decir nada, la
abrió. Ver así al azabache no sólo
le daba pena, si no que también
se sentía como se desgarraba su ser
completo.
Apretó el ramo de rosas rojas, que luego dejó en una mesita cerca de la cama, planchó su ropa con las manos y se sentó en un banquito al lado del
azabache y luego tomó su mano vendada.
✎*k ೃ༄‧₊ Hey.. wow, nunca tuve tanto empeño en ir todos los días al
mismo lugar. Ya llevas desde el domingo pasado aquí
Seguro no me escuchas, pero, con sólo saber que aún estás vivo tengo esperanzas.
Se silenció por unos momentos, mientras intentaba tragar el nudo que se había formado en su garganta.
Pasó su mano de una manera delicada por el rostro ajeno y negó suavemente, mientras sentía algunas pequeñas lágrimas rodar sin permiso por sus mejillas.
✎*k ೃ༄‧₊Te extraño, Levi, realmente lo hago.
Y me siento mal por saber que no puedo hacer nada más que esto; esperar y traerte flores..
Bajó su cabeza, esperando alguna reacción que quizás hoy no llegaría, pero aún se mantenía cuerdo y estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuera.