¿Qué tiene de divertido un rompecabezas de dos piezas?
No es cuestión de encajar con una persona, es cuestión de aceptar que encajarás con varias; puede que sea cosa de solo un día, una mañana, una madrugada; y que a diferencia de otras ésta sea unicolor y sombría, una de de esas piezas que van en las esquinas; una molestia importante; porque no hay pieza de rompecabezas que no sea importante.
Si se marcha no pienses en quitarla de su lugar, la necesitarás, debe estar allí; y si no es bonita, si cuando la ves te produce escalofríos, si sabes que no te ha tratado muy bien, depara en ella con más frecuencia; mírala, toma nota, aprende. Y si quieres marcarle al celular, si quieres enviarle un texto por Whatsapp, hazlo, pero hazlo sabiendo que hay personas que no cuidan de sus rompecabezas, pierden piezas; las toman con sus manos pringosas, dejan que los bebés las muerdan y que sus mascotas dejen pelos sobre éstas. Y se excusan, dicen que son así porque se entregaron en cuerpo y alma a alguien que terminó rompiéndoles el corazón.
No te conviertas en una. Ninguna pieza vale más la pena que otra, encajas, y cuando encajas lo haces de verdad, sin fingir ser alguien más; estás dispuesta a darlo todo porque eso es lo que te hace ser lo que eres.
Y si—lamentablemente— escoges mostrarte amarga, no solo estarás estropeando el rompecabezas de alguien más, sino el tuyo propio. Sé inteligente. Sé reflexiva. Sé objetiva.
Si va a dolerte que duela mucho.