✨ Me perdono por no haber sido más cauta, por haberme dejado manipular por la inexplicable comodidad de tu falta de querer y haberme quedado a dormir ahí; me perdono por haber obligado a mi hambriento corazón a subsistir a base de las migajas de un amor que nunca existió, pero que fingiste de 10.
✨ Me perdono por haber encontrado calma en los pequeños pliegues de tu cuerpo, esos pliegues que tan abruptamente cerraste. Me perdono por echarte de menos, por pensarte cada noche y por maltratarme remontándome una y otra vez al pasado, con la esperanza de reencontrarme, aunque solo sea en sueños, con esa versión de ti que de verdad me quiso.
Tu amor por mí duró lo que dura un suspiro, un orgasmo, un adiós. No sé si fue mi culpa, si mi fragilidad espantosa tuvo algo que ver en tu decisión de continuar sin mí, sé que a veces hago un mundo de una mota de polvo; que debería aprender a controlar el torbellino de emociones que me hacen ser lo que soy, lo que conociste y decidiste hacer tuyo por un espacio de tiempo tan breve como un suspiro.
Ojalá pudiera odiarte, ojalá pudiera reunir el rencor suficiente como para poder desearte el mal por la facilidad con la que me echaste fuera de tu vida, abandonándome a mi suerte en un lugar que desconocía, sin nadie en quien poder refugiarme. Pero no hay lugar para el odio en mi corazón pueril, en mi intrínseca fragilidad, así que opto por hacer acopio de todas las razones por las que te quise, por las que aún te pienso, por las que aún me dueles.
Porque me lo merezco.
Porque así lo necesito.
Porque yo sí te quise.
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