Estabas dormido cuando te lo dije, cuando mi historia se vistió de pesadilla y te susurró los poemas más tristes que jamás escuchaste. Te diste la vuelta y ahí estaba yo, inmóvil, mirándote en el lecho de las preguntas, de los reclamos que nunca dirías, imaginándome que tus ojos buscaban calmar mis miedos por temor a contarte la verdad.
Es cierto, hay páginas arrancadas en el libro del pasado, he pintado los diálogos en azul y borrado las escenas que siempre odié, es ahí cuando llegaste tú y tomaste esas páginas para hacer flores de papel, no trataste de escribir sobre los borrones, decidiste que era momento de escribir una nueva historia, me enseñaste que la felicidad se ve como tú... Asumí en su momento que era un caso perdido, porque no fui -ni soy- capaz de quemar los diarios que hablan en susurros en el estante de la habitación paralela a la mía, en la peor versión de mi otra realidad.
Una realidad en la que el cuerpo duele, no hay risas, ni abrazos, solo tristeza y pasos hacia atrás. En ese capítulo, el amor es mentiroso, implacable y le importa poco lo que significa cuidar al otro...
Este libro es la secuela de una obra que terminó en llanto, es por eso que prefiero llamarlo única edición, tú y yo, sin pasado, solo el presente y lo bueno que me queda del alma que recuperé gracias a ti. Disculpa a este mal amor, que no sabe cómo llevar sus sentimientos. Espero que logremos sobrevivir a la leyenda de los corazones rotos.
_Cita del libro: Así se rompe un corazón._