La mayoría de mis lectores cuando conocen a Rosanna, ven a una mujer fuerte, firme en sus convicciones, cruelmente honesta y profundamente leal a quienes le importan. Alguien que afila la lengua cuando es necesario y que sabe como moverse en un Infierno donde su clase y especie es rebajada todo el tiempo.
Lo que no saben todavía es que antes de ser la mujer admirada que todos aplauden, solo fue una niña utilizada como marioneta y una adolescente dejada a su suerte que tuvo que construir su identidad y su destino a base de vivir en carne propia la crueldad de los demás y el abandono de su madre.
Antes de ser Rosanna, solo era una niña destrozada y una adolescente que tuvo que aprender lo que nadie le enseñó.