Una vela se encuentra frente a ti, un año más has de cumplir. Te dicen que si pides un deseo este se te hara realidad.
Tu cerrando tus ojos con fuerza y uniendo tus manos como súplica, pronuncias una y otra y otra vez, que hasta que te dicen; "¡Hey ya sopla la vela!" No paras de repetirlo. Abres tus ojos y miras a tu alrededor sonríes, y con aquella esperanza latiendo en tu corazón, anhelas que tu deseo se haga realidad lo mas pronto y rápido posible. Pero cuando eres niño tu deseos son: tener juguetes, un auto a control remoto, vestidos para tus muñecas o hasta un dron o un kit de maquillaje para niñas; Y resulta que aquel deseo se cumplió. Te dicen que no se lo digas a nadie por que si no este no se cumplira o no se hara relaidad, y tú decides callarlo por que no quieres que tu deseo se vea frustrado. Cuando ves los que pediste empiezas a creer en ello y cada cumpleaños, sin necesidad de que te digan, ves aquella velita con tu número o las velitas con la cantidad exacta de la edad que tendrás ahora, y repites todo como si fuera un ritual anual, con la diferencia de que tu deseo no es el mismo que los anteriores años, sino que a la medidas que vas conociendo el mundo y lo que tiene para ofrecerte, pides lo que crees que es lo que necesitas.
Pero llega un día en donde te das cuenta que lo que pides ya no llega, no se cumple, esto es a causa a que ya no son cosas materiales que te compraban tus papás, por que ellos sabían lo que pedías, por el hecho de que se lo llevabas repitiendo días, hasta meses atrás antes de tu cumpleaños. Y a la medida que creces, te das cuenta de las cosas, vives, y ves al mundo como en realidad es(para ser exactos, ves al mundo y a sus habitantes, con su lado más real y perverso)y lo que pides no es algo material, solo quieres un amigo real, quieres encontrar al amor, quieres que tu realidad no vaya a peor, solo pides un momento o un poco, aunque sea solo un poco más de tiempo para ser feliz y no caer en depresión.