Algo que descubrí recientemente, y que me resulta sumamente curioso y gracioso, es la facilidad con la que algunas personas asumen que, por mantener una conversación casual conmigo, ya existe un vínculo, como si fuéramos amigos o nos lleváramos realmente bien. La realidad es que puedo charlar de manera cordial y amena con alguien, ser sociable y mantener una apariencia cercana, y aún así no sentir ninguna afinidad hacia esa persona más allá de considerarla un random. Es curioso porque, a pesar de ser una persona sociable con una gran cantidad de conocidos y allegados, son muy pocos los que realmente me agradan a un nivel personal. Esos pocos, a los que verdaderamente considero amigos, son quienes me importan y a quienes elijo tener en mi vida. Lo demás no deja de ser parte de una dinámica social que no siempre refleja mis sentimientos o preferencias reales. Y creo que eso, en cierta forma, me define: soy alguien que puede adaptarse y socializar, pero que guarda sus verdaderos lazos para quienes realmente los merecen. ☝