Dios, si, sé que dejé la cuenta pero me es inevitable contarles esto:
Hoy, quizás la mayoría no es de mi país, pero los que sí son de República Dominicana habrán sentido el fuerte temblor que hubo.
La cosa es que yo estudio en una segunda, ya sabrán. Estaba en clases de Matemática escribiendo apuntes y de repente dicen que está temblando la tierra.
Sentí el miedo apoderarse de mí, todo pasó tan rápido que bajando las escaleras con mi cuaderno en la cabeza aún no me lo creía. De repente estaba agachada en medio del patio con muchos estudiantes asustados.
Algunos se desmayaron, otros se rieron de eso lo cual no me pareció de gracia.
Y otros, incluyéndome, lloramos. Porque cualquier cosa pudo pasar y les juro que se sintió eso como un terremoto de verdad, afortunadamente no pasó de 5.4
Estaba tan preocupada de que en que lugar del centro estaba mi hermano, que le había pasado a mis padres, abuelo, hermanas y familiares.
Lo lindo fue que nunca despacharon, volvimos a las aulas y aunque por lo menos a mi curso no le dieron clases en las tres horas faltantes, hubiese sido justo que nos dejaran irnos.
Lo lamento, sé que dije que no volvería pero necesitaba contarlo.