No quería comer. No quería necesitarlo. Pero lo hacía porque, en el fondo, sabía que el Cordero lo vigilaba. Podía sentirlo, esa mirada implacable sobre su nuca, como si el Cordero estuviera allí, respirándole en el oído, esperando que fallara, esperando ver su humillación. Era como un cazador, pero peor aún, un maldito acosador que lo acechaba sin cesar.
Pequeño spoiler del primer capítulo ;D