Magdalena era una mujer que no conocía nada ni a nadie. Ella vivía en la cima de una torre. Sola. Cada uno de sus sueños, por más descabellados que fuesen, los escribía en un diario o papel, e incluso en la pared. Esas detalladas historias, todas juntas, recibían un nombre. Arcelia, pequeño cofre de tesoros. Porque no todas las riquezas son oro. Sino esas cosas que sabemos que nos hacen felices.
Tal vez para ti, Magdalena no tenía nada.
Pero para Magdalena, ella lo tiene todo.