No sabes cuanto te estoy empezando a odiar hermana, después de todo lo que me hiciste volviste con él y crees que no lo se, me crees tan imbécil como para que no me diera cuenta, me reclamaste confianza y confianza te dì y todo para que sigas jugando a mis espaldas, de verdad que hipocrita resultaste.
pero tranquila tù misma lo dijiste hace un tiempo, la felicidad es individual y no puedo ser egoísta y quitártela, ve y se feliz, lo que nunca te perdonare fue el echo de jugar conmigo de esa forma y ahora después de todo vuelvas a jugar a las escondidas mientras te ocultas de tù disfraz de hermana perfecta y buena.
Quisiera poder irme lo mas lejos de aquí y evitar estar entre todo este desastre.