"Cuando el Supremo Rey vio a la bestia descendiendo en picada, la luz en torno a su figura se expandió con tal magnificencia que casi parecía una sustancia tangible, con el poder de alimentar los corazones abatidos y reavivar el fuego del espíritu. En respuesta, Belial rugió iracundo y las sombras de muerte que envolvían su cuerpo se enarbolaron revestidas de una oscuridad que no parecía ausencia, sino una cuerpo palpable, capaz de herir la vista y oprimir la voluntad."
Memorias de Agda - Capítulo 1