Hoy fuí en moto al centro del distrito cercano, las calles empedradas me hicieron doler el trasero, iba de acompañante. Aquel pueblo es como todo lo que uno pueda imaginarse de lo típico, aunque me gustó ver que había dos viejitos que hablaban amenamente sentados frente a sus casas mientras veían pasar a la gente, seguramente también a nosotros. Despues, solo habían casas cuadradas, tiendas, farmacias, un hospital, una doble avenida de arboles, baches y más baches, una lomada casi me manda a volar, por cierto.
Perritos por aquí y por hallá, había uno dormido frente una tienda de ropa, con manchitas negras. Estaba bien desnutrido, se le notaba la curbatura del estómago muuuy delgado. Pobre, ojalá coma algo hoy.
No sé porqué cuando voy asi, pienso en cosas raras, como por ejemplo, hoy me imaginé siendo la conductora de la moto y que iba por un camino desértico, que de los matorrales aparecía un hombre ensangrentado y yo me detengo y le pregunto que ha pasado, en lo que este me respondería que ha sido secuestrado y se escapó. Yo sin miedo le digo que suba y lo llevo a un hospital, ahí se descubre que era hijo de un diputado. Me vuelvo una heroína, el hombre salvado me agradece y su padre me regala un terreno.
Si, son locas imagimaciones pero asi soy. Esas cosas no me van a pasar jamás porque, primeramente, no se manejar una moto 250 y con embrague. Segundo, no creo que salve al hijo de un Diputado y que este luego en agradecimiento me de un terreno.
Eso fué todo, al regresar, el camino se sintió peor. Traje un kilo de polvo y tierra en mi ropa.
28 de marzo
13:43 hs