—¿Vienes por ella? —susurró mientras apretaba sus puños y miraba el mismo panorama.
Ana seguía preguntándose que era aquello tan maravilloso que cautivaba a todas las personas que conocían a Alice, y porque ella no tenía el mismo efecto. Le envidiaba el que un sujeto fuera capaz de arriesgar su vida, y la de ella, con tal de tenerla a su lado nuevamente.
—Sí —confesó, aunque ella no quería escuchar la respuesta—, perdona que te ponga en esta situación, pero no podría dejarla.
—Ella debe ser alguien importante para ti, ¿verdad?
Sonrió.
—Sí, es la mujer más importante en mi vida.
Guardo silencio y no pregunto nada más.
¡NUEVO CAPÍTULO!