Y me he dado cuenta de que la echo de menos, echo de menos su entusiasmo por querer ayudar a todo el mundo, sus ganas de sonreír y su positivismo. Que me diga "vale val :D" pensando que me molestaría, que me ponga nerviosa, que me ponga feliz, incluso que me ponga caliente y se que suena mal pero soy sincera. Echo de menos sus bromas y chistes malos que solo me hacían gracia a mí, sus comentarios inocentes, su madurez, los nombrecitos raros que inventaba para mí, que me diga "te amo" y me vuelva una cursi porque me encanta aunque lo niegue. Echo de menos que sea ella quien me de los buenos días, la que me echa la bronca por no ser justa o hacer mal las cosas pero también la que me convence de que no fue tan malo, la que me llama de mil maneras tontas que no saquen de mí más que una sonrisa. La que aun sin estar, me hace reir y me saca una sonrisa, porque si algo he aprendido de ella es que la vida hay que mirarla con una sonrisa.
Así que sí, después de ignorar los problemas y aparentar que todo estaba bien, que yo estaba bien, me he dado cuenta de que el vacío en mí no es hambre, nerviosismo, ni mucho menos aburrimiento, ese vacío es el que dejó ella. Me he dado cuenta de que, sí, la echo de menos.