Giulia_sxm
Les recomiendo pasarse una vuelta por mi instagram . . . A ver si encuentran algunas sorpresas <3 Los leo pronto. Con amor, Giulia
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"¿Y si no fuera yo?" Ya disponible una nueva antología de poemas y cuentos para su lectura. Espero que les guste. Los leo pronto. Con amor, Giulia
¿Y si nos preparamos para una nueva antología? Próximamente: ¿Y si no fuera yo? Sinopsis: "¿Y si no fuera yo? es una pregunta trampa, una interrogante que no tiene una única respuesta. De ella surgen cuentos, poemas, sueños y pesadillas, cada uno llevándonos a un lugar inesperado. Tal vez nos invite a vagar por los prados o a sentarnos ante un escritorio para seguir indagando en las profundidades de nuestro ser. Puede que nos inspire o, por el contrario, nos avergüence lo que descubramos en nuestro interior... o, quizás, finalmente nos acerque a la paz con el abismo que reside en nosotros. Eres bienvenido a este viaje, sin importar si te agrada o no. Aquí, eso no tiene importancia. Este espacio se convierte en una invitación a explorar qué podría suceder si, simplemente, no fuéramos quienes creemos ser. . . . Antología de cuentos extraños y "no-poemas" que abordan una cotidianidad amenazante y abrumadora, reflejando la búsqueda incesante de una voz, una identidad, y una pluma que logren dar sentido a lo inexplicable." ¿Están listos para este nuevo viaje?
CUENTOS PERDIDOS 5. Suplicios En estos momentos me encuentro sentada observando el gran abismo del pensamiento que se extiende más y más frente a mi. No hay otro sonido en este espacio que no sea el eco del vacío. No hay otras emociones que no sean las del tormento, la ira, la frustración y el desánimo. No hay otro lugar, ya sea aquí o en cualquier otro, que me brinde un cobijo eterno. . . o al menos, una noche cálida que me permita reponerme un poco de estas penurias antes de continuar con este viaje que es la vida. Pero ¿A dónde ir? ¿Dónde refugiarme? Son preguntas que me persiguen y que no logro responder. Hay tanto en mi cabeza aguantando por salir, y yo no he sido misericordiosa con ella brindándole ese capricho. No ¡No lo haré! Que el suplicio de mi alma permanezca sellado por un poco más de tiempo, al menos hasta que encuentre un lugar más seguro en dónde verter toda esta brea caliente, espantosa, horrorosa, deforme y asquerosa que se ha vuelto el interior de mi ser. "Permíteme, querida pluma, reposar un momento. Creo que he perdido aquello que me hacía sentir única".
CUENTOS PERDIDOS 4. El mundo en un pañuelo (Parte 3 y final). El cielo gris de la ciudad se iluminó mientras conversábamos. Encontramos que teníamos una muy buena afinidad y que era fácil conversar con la otra. Cualquiera nos hubiera confundido perfectamente que eramos abuela y nieta, o incluso madre e hija. Al llegar a la Universidad me llegó una pequeña nostalgia al despedirme de ella. La dejé en la entrada del hospital por dentro del campus. —Que te vaya bien, gansa— me dijo con afecto. —No creo que nos volvamos a ver, así que lo único que puedo decirte es que seas muy, muy feliz— Se marchó después de haberme tuteado tan naturalmente como si nos conocieramos de toda la vida. Me dió un abrazo cálido, como el que dan las abuelas cariñosas, o al menos así me lo imaginé porque yo no tuve ese tipo de abuelas. La vi marcharse a paso lento, y yo me quedé reflexionando un rato antes de girar para seguir mi camino. A mis espaldas estaba mi novio esperándome porque habíamos quedado para almorzar juntos. —Oye ¿Y esa señora quien era?— —Amor, no me vas a creer esta historia— Así es como a veces el mundo, tan vasto y extenso como puede serlo, puede convertirse en algo tan pequeño como un pañuelo.
CUENTOS PERDIDOS 4. El mundo en un pañuelo (Parte 2). Me largué a reir en ese momento. —No se lo puedo creer. Mi novio es de Chillán y pasamos todo el verano allá ¿De qué parte es?— La conversación tomó otro camino entonces. Me habló de dónde vivía (justo había paseado yo por ahí en el verano, por lo que conocía perfectamente), lo mucho que la agobiaba la capital, y que se había fijado en mi desde que subimos al metro en la misma estación (yo no la había notado antes). —Me pareció extraño que alguien de la capital anduviera tan despechugado con el clima de hoy. Me dije, "no, esta jovencita debe ser del sur o conocer el frío del sur"— No estaba equivocada. Sonreí. Cuando llegó el tren subimos y nos sentamos juntas mientras la conversación seguía. Me preguntó de dónde era yo, le dije que era del norte, de La Serena. —¿En serio? Mis padres eran de La Serena, pasé toda mi infancia en Tongoy jugando en la arena. Hace muchos años que no voy otra vez. Cuando me casé me mudé a Chillán, y desde ahí ya no hubo manera de sacarme. Tiene ese algo mágico que hace que uno no quiera irse ¿Sabe usted?— Claro que lo sabía, yo misma lo había experimentado. Tenía planeado irme a vivir allá un tiempo a penas terminara mi carrera, pero aún me quedaba un tiempo para ello, al menos unos dos años.
CUENTOS PERDIDOS 4. El mundo en un pañuelo (Parte 1) La gente tenía la costumbre a veces de decirme que tenia rostro de "buena gente", y aunque nunca pude entender por qué, eso no impidió que, bueno, si alguien me pedía ayuda, yo fuera y le ayudara. Hoy en el metro —por supuesto mis mejores anécdotas suceden siempre en el metro— una señora mayor de pelo corto y gris, vestida con abrigo a cuadrillos y pantalones negros, me palpó el hombro para llamar mi atención. Iba con audifonos, por lo que me volteé pensando que me indicaría que se me había caído algo. —Lamento molestarla, es que quería hacerle una consulta. ¿Sabe cómo puedo llegar al hospital de la Universidad Católica?— —Claro, tiene que hacer el cambio a la línea cinco, que llega directo, y se baja en San Joaquín — —¿Y está muy lejos el hospital?— —No, para nada. Está tanto por dentro como por detrás del campus de la Universidad. Lo reconocerá de inmediato, está justo detrás de un edifico cuadrado y enorme que permite ver el logo del hospital. Yo también voy a la Universidad, puedo indicarle dónde está— —Oh, muchísimas gracias señorita. Que en el metro no me ubico nada de nada. Soy del sur, de Chillán, y vine a la capital por esta cuestión del hospital— Me largué a reir en ese momento.
CUENTOS PERDIDOS: 2. ¿D.ó.n.d.e? Todos se mueven a mi al rededor. Caminan veloces en todas direcciones. Van cargados de cosas, ya sean mochilas, chaquetas, o pensamientos. También podrían ser sufrimientos y arrepentimientos, pero no podía juzgarlos con facilidad, despues de todo, todos están ocultos bajo las mascaras de la sociedad. Pero yo ¿Dónde me encuentro? No soy muy diferente a ellos. También me ha tocado caminar apresurada tratando de alcanzar el último bus que me llevará a casa, o me ha tocado irme cargada de cosas viajando al otro lado de la ciudad para cumplir con alguna tarea. Pero yo ¿Dónde me encuentro? En el suelo, miserable, agotada, derrotada, enrrabiads y maldiciendo. Todos a mi alrededor caminan, yo estoy sentada al medio de ellos. Las escaleras me protegen, tengo una a cada lado. Todos suben o bajan, todos retroceden o avanzan, pero yo, yo estoy quieta y sintiéndome perdida. ¿Por qué todos pueden moverse con tanta calma y yo no? ¿Por qué cuando la vida me entrega dicha debo sumirme sin remedio ante la resignacion y la desesperanza? Estoy harta, harta de sentirme miserable, pero como si fuera una tormenta o una marea que no me deja marchar, siempre termina volviendo a mi.
CUENTOS PERDIDOS: 1. Ciclo. . . (parte 2 y Final) Es. . . aterradoramente hermoso. Comienzo a llorar, pero calmadamente. Tengo muchas emociones que no soy capaz de nombrar, y tampoco me preocupo mucho por ello, no tengo tiempo para hacerlo. Al liberarme de la carga del entendimiento me siento liberada, y en paz. . . sí, eso es lo que siento al mirar los rayos que cubren el cielo, el sol estallando en pedazos, la tierra explotando poco a poco pero velozmente hacía mi rodeada de una lluvia de cometas que impactan contra el planeta. Por alguna razón la destrucción de todo me tranquiliza, será porque sé que todo acabará muy rápido. Que hermoso está el cielo, la galaxia jamás se ha visto con tanta claridad como ahora. El fuego ilumina el horizonte y todo tiembla. Sentada tranquila en la azotea espero el fin del mundo. Un temblor está agitando violentamente el edificio lanzándome fácilmente fuera de él. Caigo, voy muy de prisa pero siento todo muy lento. Me giro para observar el cielo, si he de morir quiero al menos seguir maravillándome con la vista. Me rio, me causa gracia que estos sean mis últimos pensamientos ¿No es aquí cuando un autonombrado superhéroe vuela por los aires atrapándome antes de caer? Eso sólo pasa en las películas, y yo no soy ninguna dama en peligro, sólo soy una dama que se ha entregado a la muerte. Las ventanas del edificio brillan reflejando el fuego, todo se derrumba y cae conmigo. Todo explota, todo ruge, todo se consume, todo brilla, luego un fuerte estrépito y todo se vuelve negro. Despierto. . . sin embargo sigo sin estar en ningún lado.
CUENTOS PERDIDOS: 1. Ciclo. . . (parte 1) Despierto. . . sin embargo sigo sin estar en ningún lado. Sueño, pero todo carece de significado. Hablo, y aún sigo sin ser entendida. Vivo. . . ¿Vivo? ¿Realmente lo hago? Cierro los ojos ¿Qué veo? Volví a preguntarme lo mismo hace unos meses atrás, pero mi mala memoria me hace olvidarlo hasta que repito y vivo la misma situación mil veces más haciéndome revivirla de golpe. . . aunque, claro, no dura tanto el recuerdo y no pasa mucho tiempo. . . hasta que vuelvo a olvidarlo. Despierto. . . sin embargo sin estar en ningún lado. Estoy sentada en la azotea de un edificio mirando un atardecer rojo rodeada de nubes y un cielo negro, oscuro como un abismo. No sé cómo he llegado hasta aquí, ya fuera que siempre lo estuve o morí sin darme cuenta y mi alma se ha instaurado aquí en menos de un parpadeo. Quizás por eso no recuerdo nada, porque estoy muerta. Mi mano derecha me ha dolido, se me ha resbalado de donde la tenía apoyada y me he arañado con el cemento la palma de la mano. Ahora mi mano sangra ¿Los muertos siguen sangrando? Eso creo. . . sólo hasta que su sangre se pudre, claro. Un muerto ya no tiene la sangre corriendo por su cuerpo, todo está en pausa, hasta que el cuerpo no sea cuerpo y el alma no sea más alma. Hasta que sus órganos fermenten, los gases se liberen y la putrefacción comience su lento proceso de descomposición. La sangre es tibia en mi mano. Quizás aún estoy viva después de todo, aunque no creo que sea por mucho tiempo dado que el cielo se parte a mi al rededor. Quizás por eso estoy aquí arriba, para ver el final de todo.
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