Cuando por fin hable mi voz era algo pequeño y roto. Lo que salió fue lo único que pude decir sin riesgos.
-Te he hechado de menos -.
Will pareció relajarse entonces
-Ven aquí - y añadió, cuando dudé- Por favor. Ven. Aquí mismo, a la cama a mi lado.-
Me tumbe en la cama, junto a el y posé el brazo sobre su cuerpo. Apoyé la cabeza en su pecho y dejé que mi cuerpo absorbiera ese lento subir y bajar. Sentí la leve presión de las puntas de los dedos de will en la espalda, su cálido aliento contra mi pelo. Cerré los ojos, respirando su aroma, esa persistente fragancia cara a madera de cedro, a pesar del frescor aséptico de la habitación, del olor ligeramente desconcertante a desinfectante. Intenté no pensar en nada. Intenté existir, nada más, intenté absorber al hombre al que amaba mediante ósmosis, intenté grabar lo que quedaba de el sobre mi cuerpo. No hablé. Y entonces oí su voz. Estaba tan cerda de él que, cuando habló su voz vibró delicadamente a través de mi