Su mirada violácea estaba fija completamente en su amante; examinando con delicadeza cada uno de los detalles de su rostro, e incluso, se tomaba el tiempo de apreciar el mismo. Inconscientemente, sonrió.
El mayor se sentía completamente afortunado de tener al varón de hebras azules a su lado.
Dejaba que peinara sus desordenadas hebras doradas, no tardando en reír suavemente cuando el menor empezó a atacarlo con ósculos; una manera de compensar las lágrimas que había derramado en el acto gracias a la intensidad del mismo.
La zurda del actor se dirigió a los cabellos azulados, acariciando los mismos con sus dígitos e incluso enredando efímeramente las puntas en la parte distal de sus falanges. Su otra mano, por otro lado, rodeaba el cuello ajeno con tal de abrazarlo por ahí.
Aquellas palabras eran una caricia a su alma; un recordatorio diario de que era querido y deseado de manera genuina, sin intereses de por medio.
Ladeó su cabeza, sus amatistas se encontraron con los ámbares de su pareja; la sonrisa del blondo se mantuvo en su faz.
───── Sí, pero no es suficiente cuando eso viene de tí. — ejerció un poco de cercanía entre ambos rostros, plantando un ósculo en los belfos de su amante, seguido de uno en sus mejillas.
───── Mh... amor, ¿estás muy cansado? — cuestionó, algo avergonzado; un pequeño rubor se hizo presente en sus mejillas.
───── Quería preguntarte si podíamos... comer el postre que compraste. No creas que lo he olvidado, heheh ~ — carcajeó. ───── Y si no quieres que te suelte, puedo acompañarte a buscarlo.