te-qiero
──S-sí, he.. he.. d-de hecho estoy a juego con mi esposa. ──expresa el varón, que hallábase hablando con las vecinas ricas de aquel vecindario en el que vivían. El rubor en sus mejillas delataba la felicidad de ser notado por tantas mujeres a la vez, algo que anteriormente nunca habría pensado que sería posible. Hacía meses que vivían allí y, Tenma, había logrado instalarse bastante bien, capaz como el pequeño gatito callejero que atraía miradas, pues en aquellas calles donde todo se mantenía limpio, su presencia era exótica y atractiva para mucha de la pudorosa gente.
Bueno, Tenma siempre había sido un varón hermoso, no con una masculinidad clásica, sino.. de belleza femenina, de querubín japonés. El hecho de haberse unido a las diferentes actividades de sus casadas vecinas, claramente los había acercado, porque él era un "marido diferente" no como aquellos que constantemente estaba fuera todo el día, más cercano.. al delicado y sensible corazón de una mujer. ──¿E-escuchaste, cariño..? Dijeron que nuestros disfraces eran geniales. Al final las clases de costura sirvieron de algo, soy bastante bueno, ¿no? ──Dice, mirando a Violette, capaz más meloso por estar en público, pero sonriendo como cachorro a la espera de reconocimiento.
Ineed-ya
(( @te-qiero )) Agradece que sus acciones provoquen el efecto esperado no sólo en de baja estatura, sino en los presentes que por fin pueden darle un momento de privacidad al que añoraba luego de no pasar tanto tiempo en su propia casa. Aprovecha la soledad de ambos para ponerse frente a su esposo, dejando su agarre principal para limitarse a acunar el terso rostro del mismo ──¿en serio? ──inquiere con una expresión felina en su rostro; tira suavemente de las mejillas ajenas, soltando una risita baja al encontrarse molestandole ──a mi me pareces muy adorable ♡ ──y con tal susurro que golpea el rostro del masculino, la fémina no puede contener demasiado el bombeo de su corazón, dejando que se demuestre en un sutil beso que deposita sobre la nariz del pelinegro, apartandose al instante una vez considera que de seguir así sólo terminaría por asustarlo ──me gusta el traje, tenma, te lo agradezco ──menciona acariciando por sí misma las costuras de aquel traje ceñido a su medida, siendo inclusive demasiado real como para pasar cual uno de su ropa diaria ──¿cómo lograste conseguir mis medidas? ¿le preguntaste a los de la lavandería acaso? ──curiosa cuestiona.
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te-qiero
──U-uhm.. ──entorna sus ojos ante el ósculo de su esposa, sintiendo la mejilla elevarse ligeramente ante el contacto suave de los labios femeninos. El rubor se extiende por su mejillas, algo que no podía controlar claramente y que revelaba una sincera reacción. Por otro lado, un cosquilleo se instala en su cintura, donde la mujer pasó su brazo, dudando si acaso aquella zona habíase vuelto rojiza por el repentino contacto. ──S-sólo me esfuerzo.. para que mi esposa esté orgullosa de mí.. ──murmura en un hilo de voz tímido, bajando la mirada hacia la punta de sus pies con la vergüenza típica que lo embargaba cada vez que hacían aquella actuación en público, una que, en Tenma, tal vez era demasiado sincera ante lo impredecible que resultaba Violette en cada uno de sus gestos.
A su suerte, el hecho de que aquel varón fuese un corazón demasiado sentimental para tan pequeño cuerpo, ayudaba a dar credibilidad a su relación. Una en la que, el cariño, quedaba siempre puertas por fuera del hogar. Obviamente la escena alarma a los presentes, que ante la ternura de tan joven matrimonio, deciden apartarse al experimentar la sensación de estar haciendo de mal tercio. Es entonces, cuando se encuentran solos, que el más bajo eleva la mirada hacia Violette con el ceño fruncido, para demostrar una ligera y pequeñita molestia. ──¿E-era necesario ir tan lejos..? Es vergonzoso, hmph. ──se queja, cual pequeño gato arisco.
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Ineed-ya
(( @te-qiero )) En primera instancia se mostraba desconectada de la conversación que tenían aquellas damas con su esposo, incluso podía asegurar que, aunque ella se suponía era la esposa, quien parecía desentonar con el ambiente no era nadie más que su presencia, pero lo que lograba hacerla sonreír forzada sin duda era el tacto tan amigable que tenían con él siendo que inclusive para sí misma le había tomado tiempo que siquiera el masculino deseara tomarla del brazo con suavidad. Los halagos provenientes de algunas esposas jóvenes sólo provocaban que mordiera el interior de su mejilla debido al descaro. Mientras ellas parecían tan cómodas acogiendo y tocando a quien era su marido, violette tenía que aguantar a los simios que de no ser por su temple de frialdad no desaprovecharían la oportunidad de proponerse sin recatos dignos de los cerdos que eran. Su mirada decae en busca de volver a colocar su mente en blanco hasta que es el más bajo quien le llama suavemente ──por supuesto que lo eres, cielo ──responde serena a la par en que acaricia con dulzura el brazo de su compañero. Aprovecha un poco la situación y el ojo público para tomarse la libertad de rodear el cuerpo del más bajo, depositando un casto beso en una de sus mejillas sin pena alguna aunque rompiera con la etiqueta de la reunión ──tan trabajador y talentoso ──el hecho de que no tuvieran tanto tiempo de casados facilitaba el que cualquiera creyera que tales actos eran dignos de una pareja melosa, cosa de la cual ambos habían llegado al acuerdo de parecer, por lo que en medio de su pequeña exageración, ella podía entremezclar sus verdaderos sentimientos sin que el pelinegro se abrumara de ellos.
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