Denisse, nombre que me dieron al nacer, un susurro en el viento, un anhelo en el amanecer.  En cada letra, un eco de amor, en cada sílaba, un mundo de esplendor.  

Luz de luna en la noche estrellada, mi esencia, mi historia, mi alma entrelazada. Eres más que un simple sonido, en ti, mi ser ha encontrado su destino.  

En la danza de la vida, un compás, Denisse, mi refugio, mi paz. Un faro brillante en la oscuridad, una melodía suave que invita a soñar.  

Recuerdos de infancia, risas y juegos, ecuanimidad en los días de anhelos. Los pasos en la tierra, el roce del sol, Denisse, como un caracol, en mi concha guardo mi rol.  

Cada mirada, cada encuentro sincero, teje el hilo de mi existencia, el sendero. En el abrazo de la brisa, en la caída del rocío, mi nombre resuena, un mantra querido.  

Denisse, un canto a la diversidad, en ti confluyen sueños de libertad. Eres la fuerza que me impulsa a avanzar, el susurro del alma que no deja de amar.  

En las estaciones que vienen y van, mi nombre se estira, como un amanecer. Denisse es la voz del río y su cauce, un vals que se baila en cada trance.  

Soy los ecos de mis ancestros lejanos, las historias compartidas, las manos, que me enseñaron a ser y a creer, Denisse, un legado que ante todo hay que tejer.  

Cada palabra hablada en su esencia, un canto que se eleva, una experiencia. Con cada abrazo que encuentro en mi andar, Denisse, un mantra en mi propio hogar.  

Así que aquí me plasmo, con corazón abierto,  Denisse, un viaje, un amor cubierto. Soy el mar que abraza, el viento que sopla, una vida entera que nunca se desploma.  

Entre luces y sombras, siempre brillará, mi nombre, Denisse, como un faro en el mar. Un faro que guía, una razón de ser, en el vasto horizonte, siempre renacer.  

Como las flores que rompen el suelo, mi esencia florece en cada momento. Denisse, ser puro, sin miedo a naufragar, en la inmensidad de mi propio compás.