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Me sonreiste, me miraste, te reiste conmigo. 
          Todo ayer fue perfecto y a pesar de que fue por algo necesario, me hablaste de nuevo. No puedo explicar como es que me haces sentir cada que te acercas a mi. 
          Y por último, me atreví a robarte un pequeño beso en la mejilla.
          Gracias por regalarme un pedacito de tu tiempo.
          Liza x. 

Hoy me volviste a mirar, con tus mejillas sonrosadas por haberte equivocado al hablar, te miré, y sonreí como estúpida al verte de esa forma, entonces me preguntaron: ¿aún sigues pensando en él? ¿aún lo quieres? ¿cierto? 
          Una sonrisa débil apareció en mi rostro, asentí y escondí mi cara por entre mis manos: "Si" respondí, aún recordando como es que hacías feliz a tu pareja y como yo solo me arrepentía por ser como soy, por no llegarte a gustar.
          Liza x.

Tus ojos, como me pierdo en ellos, son miel, y si fuera diabética me hubiera muerto hoy mismo.
          Tu boca, es perfecta, tus labios rosados, tus dientes perfectamente imperfectos.
          Tu cabello, cada que lo acomodas haces una cara muy graciosa, pero adorable.
          Tus chistes y ocurrencias, jamás reiré como los hago contigo.
          Cuando me ignoras es el mejor momento, me das la oportunidad de verte, pues cuando estás distraído eres tu mismo.
          Y cuando hablas sobre ella, tus ojos brillan y créeme tus ojos se ven más hermosos que nunca. 
          Lo sé, estoy loca. 
          Liza x.