Y que la vida se reduce a la cantidad de besos que das por semana, cuánto terminas de drogado al pasarte horas mirando la misma pantalla inútil que más nada te aporta pero aún así sigues poniéndote el mismo jean ajustado para la foto de siempre; cuándo ya el dolor se ha rendido ante ti porque crueldad te llamaron la noche del velorio, cuándo te vieron entre sábanas con Hades y cenizas fue poco más de lo que quedó, y así te esculpieron, y así te dejaron cómo un piedra real que eres, sin sentimiento más allá del propio que posees, no es más fiero quién alza la espada sino quien con un leve chasquido la puede convertir en la rosa más inteligente que sepa enamorarte y ahí, disculpe, pero: jaque mate.