Podría comenzar a soltar un montón de detalles insignificantes acerca de mí que leerás demasiado rápido y olvidarás demasiado pronto, como mi nombre, mi edad, la música que amo o los libros que leo. No voy a hacerlo, claro está, porque para mí 2000 caracteres son muy pocos para desperdiciarlos de esa manera. Quizás ya te hayas dado cuenta de algunas cosas importantes sobre mí. Si no las has descifrado, te dejo algunas, y agrego otras que me gustaría que sepas:
~Como a todos, me gusta dejar una marca a mi paso, un recuerdo, una sensación, incluso algo efímero. Pero tiene que ser una marca fuerte y me gusta dejarla usando los métodos más improbables. 
~Algunas veces puedo resultar muy directa, pero cuando escribo doy tantos giros como crea necesarios para llegar al punto. ¡Espero que no te marees!
~Creo total, absoluta y contundentemente en el poder de las palabras. Es maravilloso lo que pueden lograr, incluso en el mal sentido. 
~No considero a la edad como un impedimento a la hora de expresarse, en realidad, la edad suele importarme un comino. Muchos me considerarían demasiado jóven para hacer la mitad de las cosas que hago. Escribir es una de ellas.
~No me gusta la música, amo la música. Hay una diferencia, una gran brecha entre esas dos palabras que a veces parecen sinónimos. Al cuerpo le gusta; el corazón (en realidad, la parte del cerebro que procesa nuestros sentimientos) la ama. 
~Leo mucho. Mucho. Es el 25% de mi vida. Lo que, aunque parezca algo tonto, es bastante sensato. La música tiene otro 25% y dos cosas demasiados personas tienen el resto. 
~Me gusta hablar mucho sobre lo que pienso; pero no exactamente sobre mí, ni sobre mi vida. 
~Escribo, aunque debo admitir que me da un poco de miedo mostrar lo que escribo. Si lees algo mío, considérate afortunado: te he regalado una pequeña parte de mí, una parte que incluye mis miedos. 
~No me molesta apoyar a otros escritores con sus obras, siempre que me lo pidan amablemente. 
~Usé exactamente 2000 caracteres.