—Bien, entonces, quiero que tengas en mente que ningún padre espera tener un hijo al que le gusten otros hombres, así que esto es...peculiar, sí. Bueno, es difícil de explicar, y mejor te lo muestro —Le tiende una caja alargada, sellada por una tapa de vidrio, de modo que se puede ver hacia adentro; allí tiene una almohadilla con una flor de cristal—Creo que es un poco obvio que es un regalo pensado más para una mujer, no es por eso que quiero que lo tengas. Primero, esta es una begonia. Son las flores de la paciencia y las relaciones largas, que crecen y se fortalecen con el tiempo. Y segundo, y más importante, es tradición de mi familia, ¿me explico? Mi bisabuelo cultivaba de estas en Italia, se supone que le regaló una begonia cada día a una chica por un año, hasta que aceptó casarse con él. Luego mi abuelo hizo algo bastante parecido con mi abuela, y mi papá mandó a hacer una de estas en plata para mi mamá cuando le pidió que vivieran juntos. Incluso más que el sólo darla, para mí al menos, y en mi familia, es un modo de decir que eres tú, que yo siento que siempre vas a ser sólo tú, y que te prometo paciencia y consideración, porque no hay nada que quiera más en mi vida, que a ti en ella.