Acabo de terminar la bilogía de Etéreo y Sempiterno, y vaya que me llevó unos minutos para asimilar lo que había pasado.
Entré por simple curiosidad, y no mató al gato. El comienzo fue misterioso, pero desde allí se empezó a notar lo sobrenatural, como la potente conexión entre Victoria y Caleb, las habilidades en su noble trabajo de asesino, Bigotitos y sus reacciones. Pero claro que lo atribuí a la imaginación. Hasta capítulos más adelante. La tensión y los giros fueron suficientes para preguntarme que era lo siguiente que ocurriría. Ese si pero no de Caleb solo me hacía pensar en cómo Victoria pudo soportarlo, pero al mismo tiempo sé que hay razones para ello.
Siempre es más sencillo acusar que comprender, que claro no es lo mismo que justificar, eso Sawyer y Axel lo representan muy bien. El conflicto está en asumir que todo debe seguir un patrón y si no es así no debería existir, pero Daniela y Margo nos dan un claro ejemplo de que aceptar nos abre paso a otro mundo, sin olvidar el propio. En la familia, en los amigos, en el trabajo, y en muchos otros lugares podemos encontrar dolor y tristeza, incluso ira, pero justo allí es el momento de elegir lo que esté mejor para nosotros mismo, no por lo que sienta me debo quedar, más bien por la forma en que me hace sentir es un buen punto de partida. Es necesario que resalté lo importante que fue no dejarse consumir por emociones negativas como la venganza (Sawyer y Axel tienen sus antecedentes, sobre todo el otro ser) así como reconocerlas, para afrontar a un hechicero o al compañero de clases, al profesor abusivo, de esta forma no dañamos nuestra percepción de la realidad por actos de terceros.
En resumen, a veces la vida tiene una ruta distinta ala que pensamos, sin que ello bloquee nuestra memoria o los modifique (AGNER MOMENT), sino que el camino propio que se forma en base a nuestra capacidad de decidir en consciencia, no el corazón o la mente, sino ambos.