Cuando te das cuenta de que eres un adolescente, ya es demasiado tarde. Ya has vivido la mejor etapa de tu vida: la infancia. Y nunca volverás a vivirla. 
Si eres de aquellos que no tuvieron una infancia demasiado alegre, al igual
que yo, tratarás de hacer todo lo posible para que tu adolescencia no sea igual de triste. Tratarás de hacer amigos, de ser tú mismo o de intentar encajar ocultando parte de ti, que guardarás en el rincón más oscuro de tu interior. 
Poco a poco, acabarás renegando de ti mismo, ocultando cada vez más tu personalidad, sufriendo en silencio y autodestruyéndote lentamente. 
Ah, la introversión. Característica solo comparable con un arma de doble filo: vivir en tu interior, sufrir en el exterior.
Y esa, es mi vida. Solo soy una adolescente que quiere mostrar al mundo algo más de ese mundo interior, de la imaginación y de la creatividad, mediante sus escritos. 
Solo soy alguien que quiere darse a valer, antes de que la autodestrucción la anule.  

Solamente soy yo misma.